El futuro del espacio en Portugal pasa por la ESA

O Futuro do Espaço

Durante décadas, hemos visto el espacio como un sinónimo de ciencia, tecnología e incluso magia. Hoy es mucho más que eso: ha pasado a formar parte del tejido de nuestra vida cotidiana, de nuestra prosperidad y de nuestra seguridad colectiva.

Los servicios espaciales fomentan sectores de vital importancia , desde las comunicaciones y el transporte hasta la agricultura de precisión, la meteorología, la protección civil, la ciberseguridad y la defensa, y su impacto es cada vez más visible para los ciudadanos.

La revolución tecnológica y esta nueva era del sector espacial, marcada por la presencia de empresas privadas y startups, han aportado dinamismo y capital privado. Con todo, la inversión pública sigue siendo el verdadero motor del sector, con más del 80 % del total mundial. Por tanto, el espacio es un bien público y un entorno geopolítico donde entran en juego la competitividad, la soberanía y la resiliencia de las naciones.

La democratización del acceso al espacio y a las megaconstelaciones abren nuevas oportunidades, pero también plantean serios retos de sostenibilidad y congestión orbital.

Europa destaca en varios frentes: en ciencia, en meteorología (con las misiones de EUMETSAT) y en programas emblemáticos como Copernicus, Galileo, EUSST y GOVSATCOM (IRIS²). Aunque estos éxitos demuestran la fuerza de la cooperación europea, es necesario transformar este potencial en autonomía estratégica, liderando una economía espacial sostenible y reduciendo las dependencias externas en el acceso al espacio y las operaciones en órbita.

Ante un contexto geopolítico exigente, la soberanía y la resiliencia europeas dependen de la integración de las dimensiones espacial, de seguridad y de defensa, como subraya el informe Draghi, que sitúa el espacio en el centro de la nueva agenda de competitividad. El Marco Financiero Plurianual 2028-2034 refleja esta ambición, con más de 130 000 millones de euros destinados a la resiliencia, la seguridad y la industria espacial y de defensa. El Escudo Espacial Europeo, uno de los proyectos emblemáticos de la Hoja de ruta de preparación en materia de defensa 2030, reforzará la protección de los activos y servicios espaciales europeos frente a amenazas cada vez más complejas.

El próximo Consejo Ministerial de la ESA en 2025 será decisivo. La propuesta, que podría superar los 22 000 millones de euros, definirá las nuevas prioridades de la agencia y los grandes programas que marcarán el futuro del sector. Con una relevancia estratégica excepcional, también deberá reforzar el compromiso con una Europa más autónoma y soberana en el espacio.

Ante los retos geopolíticos y tecnológicos, es esencial comprender que invertir en el espacio es invertir en la sociedad. Además, los Estados miembros deben reconocer que la cooperación multilateral es, más que nunca, la condición indispensable para una Europa competitiva e independiente.

La ESA debe seguir equilibrando competencia y cooperación. Su política de georretorno —que garantiza contratos proporcionales a la inversión de los Estados miembros— ha sido crucial para desarrollar competencias nacionales y consolidar la base industrial y científica de Europa.

Portugal tiene aquí una clara oportunidad. Hoy en día, la industria espacial portuguesa es un motor de innovación y competitividad, un polo de atracción de talento, con agilidad y capacidad de nicho. Como área de conocimiento acumulativo, cada inversión genera un valor duradero. Sin embargo, la fragmentación y la relativa baja inversión siguen limitando la masa crítica necesaria para competir y ascender en la cadena de valor.

La ESA, sobre todo a través de sus programas opcionales, es el principal vehículo para preparar a la industria nacional —de forma tecnológica y estratégica— e integrar proyectos espaciales de gran envergadura. Sin embargo, la inversión nacional sigue estando muy por debajo de la media europea: en torno al 59 % del PIB, según el Consejo Ministerial de la ESA de 2022.

Invertir esta tendencia exige reforzar la contribución nacional y apostar en tecnologías de doble uso y nichos estratégicos. Este compromiso permitirá a la estructura industrial portuguesa crecer en la cadena de valor y en escala, lo que garantizará el consiguiente acceso para ser la proveedora de los grandes programas de infraestructuras de la Unión Europea en las áreas de Navegación, Telecomunicaciones Seguras, Observación de la Tierra y Vigilancia Espacial.

El momento es ahora. Invertir en el espacio es invertir en el futuro. La ESA es el instrumento idóneo para transformar la ambición en resultados y garantizar a Portugal el lugar que merece en la nueva Europa espacial.

 

Autor: Alberto de Pedro Crespo

 

*Este artículo se publicó primero en el periódico Público

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