La misión espacial Proba-3 ha alcanzado un nuevo hito clave en sus operaciones de vuelo en formación, acercándose cada vez más a sus ambiciosos objetivos científicos y tecnológicos. Durante las últimas semanas, personal de GMV ha estado presente en ESEC, centro de operaciones de la misión, proporcionando apoyo in situ a los equipos de la Agencia Espacial Europea (ESA) y Sener en el marco de las actividades de comisionado de los componentes que permitirán el vuelo en formación autónomo de las dos naves que conforman la misión.

Proba-3 es una misión liderada por España, a través de Sener, en estrecha colaboración con un consorcio de 40 empresas de 16 países. Está compuesta por dos satélites —el Coronógrafo (CSC) y el Ocultador (OSC)— que volarán a una distancia de apenas 150 metros con el objetivo principal de demostrar la viabilidad de tecnologías avanzadas de vuelo en formación. En este caso, se busca crear en el espacio una estructura sólida virtual, funcionando como un único instrumento diseñado para realizar observaciones detalladas de la corona solar. El OSC bloqueará la luz del Sol, generando un eclipse artificial que permitirá al CSC observar la corona sin interferencias.

En el marco de esta innovadora misión, GMV es responsable del subsistema de vuelo en formación (Formation Flying Subsystem o FFS), considerado el componente más avanzado, complejo y crítico de Proba-3. Gracias al FFS, los dos satélites serán capaces mantener la precisión y estabilidad necesarias para operar como una única estructura rígida virtual, alcanzando niveles de precisión de milímetros en posición y de arcosegundos en orientación.

Entre las actividades realizadas durante estas semanas, destacan las encaminadas a validar en órbita el funcionamiento del FFS para llevar a cabo dos tipos de experimentos clave: las observaciones científicas mediante coronografía y las maniobras de reconfiguración del vuelo en formación. En este periodo de tiempo se han alcanzado dos hitos relevantes en el marco de la misión. Por primera vez, el OSC y el CSC adquirieron y mantuvieron su posición relativa de vuelo en formación de forma completamente autónoma, con el CSC apuntando al Sol mientras el OSC se alineaba para proyectar su sombra sobre el coronógrafo. Además, se realizaron dos apogeos en formación gracias a la integración de datos del GPS relativo durante el paso por el perigeo y del sistema basado en visión (Visual-Based System o VBS), procesados por los módulos de navegación y control de vuelo en formación. Esta secuencia funcional completa permitió la activación de una unidad de metrología de alta precisión que desempeñará un papel fundamental durante las órbitas operacionales de Proba-3, i.e. el sensor de medidas precisas laterales y longitudinales, o Fine Lateral and Longitudinal Sensor FLLS por sus siglas en inglés.

Los resultados alcanzados en estas pruebas suponen un avance decisivo hacia el objetivo final de la misión: demostrar que el vuelo en formación de alta precisión es viable en el espacio. Además de validar la funcionalidad del sistema en condiciones reales, estos ensayos allanan el camino para las futuras operaciones científicas de Proba-3, que permitirán estudiar la corona solar mediante la creación de un eclipse artificial controlado con una precisión sin precedentes.