La telemática embarcada como beneficio en las flotas especiales

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Cuando pensamos en una flota de vehículos, a todos nos viene a la mente una flota de camiones de mercancías o bien de turismos y furgonetas; sin olvidar por supuesto a las flotas de autobuses, ya sean regulares, discrecionales o lanzaderas. Todos ellos del mismo fabricante y modelo, rotulados con sus colores corporativos y los logos de sus empresas (que siendo niños todos hemos pasado muchas horas en el coche de nuestros padres, mirando por la ventanilla…).

Estas flotas son grandes activos de sus respectivas empresas (permiten llevar a cabo la actividad a la que se dedican, son estupendas vallas publicitarias de su marca…) y también, con el permiso de las nóminas, su principal coste.

Por ello parecen evidentes los beneficios de contar con telemática embarcada (MOVILOC en el caso de GMV), que permita a los gestores de esas flotas optimizar el uso de sus activos más importantes, de forma que, entre otras cosas:

  • Aseguren que los trabajos se están cumpliendo en tiempo y forma
  • Se evite el desperdicio de combustible (a las noticias me remito)
  • Se puedan gestionar los mantenimientos preventivos y correctivos
  • Se disponga de alarmas de velocidad y accidente

Si estáis de acuerdo en lo que he comentado arriba, estupendo. ¡Estáis en lo cierto! Pero sólo estáis mirando la parte visible del iceberg y hay un mundo muy interesante por debajo, y es el de las flotas especiales. Aquellas que no nos vienen rápidamente a la cabeza, aunque gran parte de ellas las veamos casi a diario, pero nos pasan desapercibidas.

Por supuesto los vehículos especiales también son activos muy importantes (cruciales en algunos casos). Y por supuesto los parámetros clásicos de una gestión de flotas como los mencionados arriba (localización de los vehículos, tiempos de parada y trayecto, consumo de combustible, tiempos al ralentí, velocidades…) también son importantes. Pero os adelanto que están considerados como básicos y que es necesario ir más allá a la hora de gestionar los datos de los vehículos. Pero mejor veámoslo con algunos ejemplos:

  • Hormigoneras: para estas empresas es tan importante conocer la localización del vehículo y los tiempos de trayecto, como la «salud» de la mezcla de hormigón que transporta (que es un producto vivo y de rápida caducidad). Y podemos conocer su salud con tres sensores conectados a nuestro equipo:
    1. Sensor de giro: informará de si la mezcla está siendo amasada (y a qué velocidad) o vertida (y medir la cantidad vertida)
    2. Presostato: nos dirá a qué presión se transporta la mezcla
    3. Caudalímetro: avisará de si se vierte agua a la mezcla, con lo que podrían cambiar sus propiedades

Mostrando los valores de esos sensores, el director de calidad de una empresa de hormigón es capaz de diagnosticar el estado de la carga, además de que se puede evitar la picaresca de utilizar el producto donde no estaba «previsto».

  • Quitanieves: saber qué recorridos ha realizado una máquina quitanieves es importante, pero lo que de verdad le interesa al Ministerio de Fomento (que es el cliente final) es por qué carreteras han vertido fundente (y su tipo, caudal, que es el mantenimiento preventivo) y por cuáles han limpiado la nieve con la cuchilla bajada (mantenimiento correctivo).
  • Recogida de residuos: para una adecuada planificación y tarificación de estos servicios (muy integrables además en Smartcities), es indispensable saber qué contenedores se han recogido, su porcentaje de llenado y su peso. Estos datos se recogen con lectores RFID que identifican a los contenedores, así como sensores de pesaje dinámico conectados al equipo embarcado.
  • Maquinaria de obra (tijeras, plataformas elevadoras…): este tipo de vehículos son de alquiler y no tienen gran capacidad de desplazamiento (de hecho deben transportarse en plataformas especiales) por lo que la localización tiene una importancia menor. Pero en cambio el parámetro crítico son las “horas de trabajo”. Este dato es vital para el mantenimiento preventivo, pero también para la facturación del servicio. Es tal la picaresca en este sector que la telemática embarcada, además de medir las horas de trabajo, incorpora un inmovilizador de la máquina para evitar su uso fuera de los periodos de alquiler.
  • Maquinaria agrícola: conectando el equipo embarcado al «apero» (cosechadora, dispensador de herbicida, fertilizante) se puede calcular con gran precisión el área trabajada; ya sea labrada, ya sea tratada con productos químicos.
  • Turismos eléctricos: voy a incluir en esta categoría de “especiales” los vehículos eléctricos dada su baja implantación, sus altas expectativas de penetración en el mercado de las flotas a corto-medio plazo y el elevado grado de tecnología que incorporan.

Y es que la telemática tiene mucho que aportar a una empresa a la hora de tomar una decisión de electrificar (o no) su flota. A la hora de tomar una decisión de electrificar, la telemática nos dará el perfil de movilidad de una flota (trayectos medios, trayectos pico, tiempos medios de parada y dónde), datos que serán claves a la hora de identificar qué modelos de coche eléctrico permitirían cumplir los patrones de movilidad. Y una vez electrificada, gracias a la conexión al CanBus del vehículo, tendremos una fotografía muy nítida de los patrones de carga y descarga de las baterías de alta tensión, así como la posibilidad de disponer de alertas preventivas relacionadas con el sistema eléctrico.

Hay más ejemplos de flotas especiales y de todas ellas hemos aprendido muchísimo gracias a la implantación del servicio de gestión telemática de flotas Moviloc, escuchando a nuestros clientes y realizando desarrollos llave en mano a lo largo de los casi 18 años de vida de MOVILOC, desarrollos de alto valor añadido que se han ido incorporando a su catálogo y que cada vez más empresas usan en su operativa diaria para hacer un uso más óptimo de sus vehículos.

 

Autor: Ramón Dávila

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