Mi experiencia como profesor asociado

El testimonio en primera persona de David González Arjona, profesor asociado a tiempo parcial en la universidad. Imparte clases de Ingeniería Informática, Ingeniería de Telecomunicaciones y en el plan de doble grado de Informática y Matemáticas en la Universidad Autónoma de Madrid.

¿Cómo es la vida de un profesor asociado?

Tengo la suerte de trabajar en un entorno tecnológico que me apasiona y que me plantea las necesarias dificultades para motivarme, para mantenerme en constante actualización y tener que revisar artículos científicos sobre el “estado del arte” de diversos campos de mi trabajo. Enlazando aún más con esta última parte, sigo ligado al mundo académico del que salí ya que ejerzo de profesor asociado a tiempo parcial en la universidad, compaginándolo con mi actividad en GMV. Doy clases en Ingeniería Informática, Ingeniería de Telecomunicaciones y en el plan de doble grado de Informática y Matemáticas en la Universidad Autónoma de Madrid.

Valoro mucho la figura de este puesto de profesor asociado, que tiene como uno de sus objetivos crear un vínculo y relación entre el plan de estudios académico de los universitarios y perfiles con experiencia industrial que aporten una visión práctica, o pragmática, del uso de los conocimientos teóricos. Ésta es precisamente una de las claves que intento transmitir en mi clases, con ejemplos del mundo laboral, sean mis propias experiencias o lo que conozco que hacen otras empresas, para que los alumnos puedan ver un fin por el que es útil estudiar ciertas cosas que pueden parecer tediosas o con poco sentido a priori, y también para que vean qué aplicación tienen o cómo aplicarlas.

Llevo ya 5 años dando clases en la universidad. No “master-classes” contando lo que quiera, sino en las propias asignaturas del plan de estudios universitario, pero regalando además un enfoque extra académico. Al principio todo era un poco raro, igual pero distinto a cuando yo era el estudiante; el lado de la barrera en el que estás cambia absolutamente todo. Intento recordarme a mí mismo como estudiante para poder ofrecer lo que me habría gustado que me ofreciesen. Lo que más intento hacer es motivar y despertar curiosidad. Intento explicar hasta aquel punto donde sea capaz de despertar dudas en los estudiantes, que sean ellos los que empiecen a cuestionar cosas, porque creo que es la mejor forma de aprender algo. También intento explicar el porqué de muchas cosas, ya que no se trata de aprender algo porque sí, si no de saber por qué es útil aprenderlo y cuál es su origen. Dejo que me hagan muchas preguntas, no me importa responder preguntas muy simples incluso, porque así se crea un ambiente en el que no se coartan preguntas interesantes que en otros casos se acallarían. A cambio de la cercanía y apoyo que creo dar, intento ser muy exigente y meticuloso en las correcciones, porque el esfuerzo se ha de premiar y se ha de reconocer.

Me motiva mucho enseñar, y me parece muy enriquecedor personalmente ya que permite desarrollar muchas cualidades útiles en la empresa. En especial, a veces perdemos el foco de cómo explicar algo que para ti es sencillo y cotidiano a alguien que es la primera vez que oye hablar de ello. Mi experiencia como docente me ha enseñado a adaptar el lenguaje, buscar metáforas y llamar la atención de las cosas especialmente importantes.

En GMV he descubierto otros compañeros que también ejercen de profesores universitarios con los que me gusta intercambiar impresiones, en especial sobre el cambio generacional y las temáticas que subyacen. Además de la docencia pura y dura, en la empresa se realizan muchas ponencias en congresos, se presentan artículos científicos, hay compañeros que gestionan blogs de innovación y se imparten charlas técnicas en universidades. Incluso hay compañeros que no ejercen de profesores pero son, sin duda alguna, mucho más docentes que yo. Es por ello que nuestro ambiente de trabajo ayuda a esta interacción académico-industrial. Creo que las nuevas incorporaciones de GMV son conscientes de ello y acogen de buen grado esta dinámica. Entendemos que trabajamos en un campo bonito pero complicado, y cualquier ayuda siempre es poca. Entre estas nuevas incorporaciones, en especial en los últimos años, he encontrado en pasillos y cafetería a algunos de los alumnos que atendieron mis clases, lo cual me alegra doblemente y re-vincula mis dos profesiones.

Cierro el post con una frase célebre que corona mi info de whatsapp y une a la perfección academia e industria: “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.

Autor: David González Arjona

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