Hace tres años, cuando me encontraba en mis primeros cursos del grado de Tecnologías Industriales en la Universidad Politécnica de Madrid, recibí un correo que cambiaría mi vida para siempre. En ese correo se informaba sobre la existencia de UPM Racing, el equipo de Formula Student de la universidad, y del que, unos años más tarde, soy capitán.

La Formula Student es una competición internacional en la que estudiantes de diversas disciplinas, mayormente ingeniería, diseñan, construyen y compiten con su propio Fórmula 1 a escala.

Todos los años, en verano, equipos de las universidades más prestigiosas del mundo se reúnen en algunos de los lugares más emblemáticos del automovilismo, como Hockenheim o Silverstone, y durante una semana su único objetivo es defender, ante un estricto jurado profesional, sus diseños, los cuales luego saltan del CAD a la realidad en una serie de pruebas contrarreloj, diseñadas para probar la fiabilidad de los vehículos, las buenas prácticas en su construcción y la viabilidad de las innovaciones que cada año se ven en estos eventos.

No miento cuando digo que aquel correo describía una de mis mayores fantasías, trabajar diseñando un coche de carreras para luego competir con él en los mismos circuitos en los que los mejores pilotos del planeta ponían al límite los diseños de los mejores ingenieros, así que es fácil imaginar que me lancé de cabeza a este proyecto.

En mi primer año fui miembro de la división de High Voltage, donde me encargué del mantenimiento, puesta a punto y mejoras de la batería de alta tensión y todos los componentes asociados. La experiencia me gustó bastante, tanto que, al año siguiente, me encargué de la dirección de esta división, lo cual me aportó una visión distinta del mundo de la ingeniería, la gestión de un proyecto, uno real, además.

Y es que, para mí, una de las mayores virtudes de la Formula Student es que permite a los estudiantes enfrentarse a problemas reales, con consecuencias reales, antes de aventurarse en el mundo laboral, lo que significa que cuando salimos, lo hacemos con una experiencia prácticamente insuperable.
 

A día de hoy sigo sin ser realmente consciente del efecto que ha tenido UPM Racing en mi vida, ya no solo a nivel técnico y laboral, sino personal. Durante los tres años que llevo en este equipo he podido conocer a personas realmente increíbles, muchos de los cuales se han convertido en amigos muy cercanos, y sin los cuales no habríamos podido sacar este proyecto adelante.

Puede parecer que es un proyecto al que no le falta de nada, y eso pensaba yo, hasta que llegó GMV como patrocinador del equipo. Es un privilegio poder contar con una empresa puntera en el mundo de la ingeniería entre nuestros principales apoyos, y es que su participación ha supuesto un gran paso adelante para todo el equipo.

La visibilidad que nos ha aportado a nivel nacional e internacional, así como la posibilidad de ver de cerca cómo trabaja una empresa tan potente, fuente de inspiración para nuestro equipo, son dos de las ventajas que nos ha traído nuestra colaboración, pero es que no solo se han dedicado a dar ese empujón a nivel de equipo, sino también a nivel individual, permitiendo que miembros del equipo entren en GMV como becarios, impulsando sus carreras laborales de la mejor manera posible.

Ahora, al frente del equipo en mi tercer año, es momento de usar todo lo aprendido para llevar a UPM Racing a lo más alto, buscando siempre superarnos e innovar nuestros diseños, algo posible gracias al apoyo de empresas como GMV.

Autor: Adrián Vázquez Castillejo