Si adoras los coches clásicos, ya tienes una razón más para celebrarlo. Sospechabas que no se podía hackear un escarabajo … y ahora sabes que otros coches sí.
Si tu pasión automovilística es el último modelo con todos sus extras, ahora sabes que tienes que valorar también la seguridad del vehículo. Y no, no es cuestión de ABS, ESP u otros sistemas. Es la seguridad de sus sistemas informatizados. El “car hacking” ha hecho su presentación en sociedad.
Nada inesperado, por otra parte. Los vehículos de calle incorporan numerosos elementos electrónicos, configurables, programables y accesibles por interfaces. Era cuestión de tiempo que alguien localizase problemas de seguridad en esos elementos y los aprovechase para tomar control del vehículo. Que haya sido en un fabricante concreto u otro queda para la anécdota. Que ese fabricante haya pedido que sus clientes lleven sus coches para una revisión de seguridad (¡parchear tu coche como si fuera tu ordenador de casa!), es una excelente forma de reaccionar ante el problema.
¿Tendremos en el futuro cambios de aceite con upgrade del OS del coche incluido? ¿Cuál será el siguiente fabricante de automóvil que saldrá en las noticias porque sus vehículos han sido hackeados? Y estas situaciones seguro que van a ocurrir. Porque cuando desarrollas electrónica sin apoyo de expertos en seguridad, van aparecen problemas de seguridad en esa electrónica. Y, de momento, sólo algunas organizaciones estamos aplicando metodologías de desarrollo seguro en nuestro trabajo.
Por cierto, este problema no se da únicamente en la industria automovilística. Le sucederá a toda industria que incorpore electrónica en sus productos sin contar con expertos en seguridad. Como ya le pasó, por ejemplo, a las consolas de videojuegos, o a Canal +, y como han sabido corregir los cajeros automáticos. Y a los que usan el software para otras cosas, como Volkswagen.
Autor: Mariano J. Benito Gómez
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